POR: EIFFEL RAMÍREZ AVILÉS
Se podría decir que el caso de la India es una de las más grandes paradojas que hay en el mundo. Mientras más cerca estemos de ella, más lejos nos sentimos de la misma. América ha sido descubierta, digamos, expuesta, hasta cierto punto; la India, en cambio, no. Todo en ella parece destinarse a un perpetuo asombro: seguimos siendo Colones sin saltar a su ribera.
He intentado varias veces adentrarme en la cultura de la India. He fracasado. Sus categorías se me volatilizan con el tiempo. Mi memoria decide desprenderse de sus principios, pues mi ser no halla ninguna afinidad. Sus términos típicos me parecen casi impronunciables. He practicado yoga sin resultado alguno. Me es imposible creer en el samsara.
Sin embargo, creo que la confesión de este fracaso me llev