Érase una vez una galaxia regordeta que nació cuando todo era nuevo. Nació rodeada de un montón de hermanas pero pronto se encontró sola. A las galaxias les gusta hablar con otras galaxias, aprender de ellas y enriquecerse. Nuestra amiga galaxia no era una excepción. Miraba a su entorno con curiosidad, deseando encontrarse con otra compañera con la que compartir sus ideas y sueños. Mientras miraba de lejos al Universo que la rodeaba, ella misma cambiaba. Dicen los astrónomos que evolucionaba secularmente. Esto quiere decir, para que nos entendamos, que donde había gas y polvo revuelto de cualquier manera, comenzaron a brillar sus estrellas, convirtiéndose en una bonita galaxia espiral.
Todavía recuerda sus estrellas más viejas, la primera vez que una galaxia se acercó a ella. Cuanto má