Llegar y besar el santo. O, en este caso, besar la red. El aterrizaje de Marisa García en el Deportivo Abanca ha sido, al menos de momento, suave como la seda. La delantera madrileña asumió el reto este verano de dar un paso adelante en su carrera y probar suerte en la Liga F. Para ello, optó por seguir los pasos de su excompañera Olaya y apuntar a Riazor . Su cesión por parte del Real Madrid se tildó de ilusionante y prometedora, pero partido a partido la delantera se ha encargado de elevar las expectativas sobre su figura.

La carta de presentación no puede haber sido mejor. En los cinco encuentros que lleva el conjunto de Fran Alonso en pretemporada, Marisa ha visto portería en cuatro ocasiones . Su primer gol llegó en el segundo test del verano, ante el Athletic Club . La

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