El equipo económico argentino ha decidido implementar medidas drásticas para enfrentar un periodo turbulento que comienza mañana y se extenderá hasta las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Durante las próximas tres semanas, el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, ha declarado que el objetivo es que "no sobre un peso" en el mercado.
Para lograr esto, se han establecido varias acciones simultáneas. En primer lugar, se aumentarán los encajes bancarios por segunda vez en el mes, lo que generará una fuerte restricción de liquidez. Esto significa que habrá menos dinero disponible para préstamos, lo que probablemente desencadenará una nueva ronda de aumentos en las tasas de interés. Además, el Tesoro realizará una nueva licitación de títulos para absorber parte de los 6 billones de pesos que quedaron sin renovar en la última licitación, que representó casi el 40% del total que vencía.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, explicó que estas medidas son necesarias debido a que la no renovación de vencimientos no se debe a un aumento en la demanda de dinero, sino a los temores propios de un periodo preelectoral. "No vamos a permitir que esos pesos se usen para desestabilizar", afirmó en un streaming. Desde mediados de julio, el apretón monetario se ha intensificado, y las tasas de interés han alcanzado hasta el 70% anual, en contraste con una inflación proyectada cercana al 20% para los próximos doce meses.
El dólar oficial ha caído un 5% en las últimas dos semanas, pasando de $1.380 a $1.310, gracias a un aumento en la oferta de divisas del sector agropecuario, impulsada por la reducción de retenciones y el incremento de tasas. Sin embargo, el mercado no está en equilibrio, y mantener un dólar cercano a $1.300 con tasas del 70% es insostenible. Las medidas adoptadas son de carácter cortoplacista, enfocadas en el periodo preelectoral.
Caputo ha mencionado el "riesgo kuka", refiriéndose al temor de los inversores sobre un posible regreso del kirchnerismo al poder. Según su perspectiva, la presión cambiaria y el aumento de tasas están directamente relacionados con este riesgo. Por lo tanto, el objetivo es lograr un resultado electoral que favorezca a La Libertad Avanza y reduzca la influencia del kirchnerismo.
La elección del 7 de septiembre se ha vuelto crucial. Una victoria de la coalición LLA y el PRO en un bastión kirchnerista podría generar un periodo de euforia en los mercados, impulsando los activos argentinos. En este contexto, se espera que las tasas disminuyan, mientras que el dólar se mantendría relativamente estable debido a un mayor flujo de fondos en el mercado local.
Sin embargo, el aumento de tasas afectará el ritmo de otorgamiento de crédito, que ya es uno de los más bajos de América Latina. Caputo ha optado por un incremento significativo de las tasas para contrarrestar la caída del tipo de cambio. A pesar de esto, los últimos datos sobre inflación muestran un impacto mínimo de la subida del dólar en los precios, con una inflación núcleo de solo 1,5% en julio, la más baja desde 2017.
El plan del Gobierno es que las elecciones se realicen en un contexto de estabilidad cambiaria y control de la inflación, lo que representa un activo importante para obtener un resultado favorable. Sin embargo, el éxito de este plan no está garantizado. Si las elecciones no se desarrollan de manera exitosa, la incertidumbre podría prolongarse hasta la elección legislativa del 26 de octubre, complicando aún más la situación económica.
Mantener tasas altas por un periodo prolongado puede generar efectos colaterales negativos, afectando la cadena de pagos y aumentando la morosidad. Además, el costo de endeudamiento del Gobierno se vería incrementado, lo que podría revertir los avances en el desendeudamiento logrados en el último año y medio. Las próximas semanas serán decisivas, y las medidas extremas adoptadas buscan minimizar los ruidos hasta las elecciones del 7 de septiembre.