Si hay un postre que combina simplicidad, elegancia y frescura, son las frutillas al vino . En pocos minutos y con ingredientes accesibles, se puede lograr una preparación que sorprende tanto por su sabor como por su presentación.

Este clásico de la cocina casera tiene un aire romántico, ideal para cerrar una cena de a dos con un toque sofisticado . La mezcla de la fruta fresca con el vino tinto y el jugo de naranja realza los aromas y aporta una intensidad que lo convierte en un postre irresistible.

Lo mejor es que se adapta a distintos gustos : puede servirse con una crema batida suave, que aporta cremosidad y equilibrio, o bien con helado, para quienes prefieren una opción más práctica. Además, la presentación en copas individuales, con detalles como hojas de menta fresca

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