Cuentan desde los frentes ucranianos que lo de los drones es un verdadero horror. Que no es nada sencillo relevar tropas, suministrar munición y abastecer las primeras líneas porque siempre hay un bicho volador encima de tu cabeza, normalmente con tres o cuatro kilos de explosivos a la búsqueda de un objetivo. Las imágenes nos muestran arboledas cubiertas de finísimos hilos blancos, como de araña, que son los restos de los cables con los que se dirigen los aparatos para evitar las medidas de interferencias electrónicas o de radio. Eso en la línea de batalla, porque sobre la retaguardia caen otros drones, más grandes, autodirigidos e inmunes a la mayoría de los sistemas de interferencias, enviados en salvas para saturar las defensas y que los escasos y caros misiles balísticos o de crucero
Lo de Ucrania no va bien

15