En lo alto de los Andes ecuatorianos hay un bosque de niebla que alberga cientos de criaturas extraordinarias en peligro de extinción, muchas de las cuales parecen haber salido directamente de los cuadros de Hieronymus Bosch, como el ratón bolsero ecuatoriano, la orquídea Dracula, la rana de cristal y el colibrí turmalina. En esta región envuelta en niebla nacen numerosos ríos de aguas claras, cuyos caudales se nutren del proceso de condensación y escorrentía llamado captación de agua de niebla. Caminar por la vegetación húmeda y resplandeciente de este bosque de niebla —conocido como Los Cedros— es lo que sentirías al caminar por el musgo húmedo si te hubieran miniaturizado.
Hace cuatro años, Los Cedros estuvo a punto de ser destruido por proyectos mineros de oro y cobre. Pero en noviemb