Vivimos en un mundo que se transforma a la velocidad de un algoritmo. Y en ese contexto, la gobernanza corporativa no puede seguir anclada en estructuras diseñadas para entornos estables, predecibles y jerárquicos.

Es hora de repensar el papel del Chief Financial Officer. No se trata solo de adaptar herramientas o métricas, sino de redefinir el mindset y reconfigurar el sistema operativo de la organización.

Durante décadas, el CFO ha sido el guardián del gasto, el centinela del riesgo y el garante del cumplimiento. Pero en una economía que premia la adaptación, la innovación y la velocidad, ese rol —si se mantiene estático— corre el riesgo de convertirse en un freno en lugar de ser un motor. Lo último que le hace falta para nadar con agilidad en eun mar lleno de olas gigantes y corrien

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