Carme Pinós dice que esta bodega quiere ser una conjunción de arquitectura y territorio, parte del paisaje. Es justo afirmar que lo logra, semienterrándola en la suave ladera de un montículo junto a los viñedos, con vistas panorámicas. Y añadir que la arquitecta barcelonesa ha alcanzado su objetivo sin renunciar a la potencia formal que la distingue.
Numerosos propietarios de bodegas han contratado a arquitectos de fama para dar realce a sus marcas. Algunos diseñaron obras llamativas, como Frank Gehry en el hotel Marqués de Riscal, en Elciego (Rioja alavesa). Otros prefirieron el silencio y la discreción, como RCR en Bell-lloc, cerca de Palamós.
Para atender a este encargo del Grupo Roda, Pinós ha elegido una vía intermedia. Dicho en síntesis, su proyecto es como una gran teja de hormigó