Si fue el propio Donald Trump el que magnificó las expectativas de su operación geopolítica y de seguridad nacional sobre el tema Putin-Ucrania en Alaska, entonces el saldo público fue negativo para el presidente de Estados Unidos y le disminuyó margen de maniobra y de credibilidad ante China, la Unión Europea, América Latina y sobre todo en México .
Aunque el aparato de inteligencia y seguridad nacional estadounidense tenía una agenda probablemente muy sólida para capitalizar la intervención de la Casa Blanca, en realidad las motivaciones de Trump fueron menores y en un caso –el escenario del Premio Nobel de la Paz– demasiado vulgar .
La Cumbre de Alaska quiso prefigurar una especie de Yalta 2.0, intentando reproducir el esquema de la reunión en febrero de 1945 entre l