En el mundo laboral solemos asociar el profesionalismo con la neutralidad emocional. Se nos repite que “hay que separar lo personal de lo profesional”, como si la emoción fuera un estorbo que nubla la razón. Sin embargo, la neurociencia y la experiencia organizacional demuestran lo contrario: La emoción no es debilidad, es un catalizador de comunicación efectiva y un recurso indispensable para establecer límites claros.
Un estudio de Gallup (2023) revela que el 70% de las personas que experimentan agotamiento laboral reportan que nunca han expresado sus emociones de manera asertiva en el trabajo. Y es que evitar el conflicto, callar lo que incomoda o disfrazar la molestia con pasividad no elimina los problemas, solo los pospone.
La Universidad de Yale , a través de su Center for Emot