Adrián, de 18 años, vecino de Canalejas (León) vivió este sábado la angustia de ver cómo el fuego avanzaba vertiginosamente hacia la localidad. “ Estábamos comiendo, vimos el humo y bajamos con batefuegos y lo que pudimos . Nos comía el fuego y no se quemaron las casa de purísimo milagro”, explica.
Hoy varios vecinos, entre ellos su padre, prosiguen las labores, también con tractores. "Esto es una vergüenza, nos tienen abandonados; si no fuera por el pueblo nos habíamos quemado todos”, afirma y reconoce que llegó a pasar miedo. “Por un momento sí, pensé que nos quedábamos sin nada”, añade a Ical.
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Andrea Villares
Junto a él, otros vecinos prefieren no pronu