El consumo compulsivo de videos cortos en plataformas como TikTok e Instagram podría estar asociado con alteraciones en la estructura y el funcionamiento del cerebro, según un reciente estudio de investigadores chinos.
Los científicos observaron que quienes mostraban signos de adicción a estos contenidos tenían una mayor actividad en áreas cerebrales vinculadas al sistema de recompensas y la regulación emocional, los mismos circuitos que se activan con el alcohol o el juego, además de un incremento en el volumen de materia gris en regiones como la corteza orbitofrontal y el cerebelo.
Según los expertos, la velocidad y estímulo constante de los videos cortos puede afectar a la atención y dificultar la concentración en tareas más demandantes, incrementando la inquietud sobre posibles reper