Son como heridas abiertas en el corazón verde de Galicia. Laderas ennegrecidas, pueblos a oscuras, trenes detenidos y un horizonte cubierto por un velo de humo que recuerda, a cada instante, que la Comunidad atraviesa una de las peores olas de incendios de su historia. Una tan grande que ha devorado, ya, más de 62.000 hectáreas, lo que equivale a más de 87.000 campos de fútbol calcinados.
Tres de estos fuegos –el de Chadrexa de Queixa, que a última hora de la tarde de ayer amenazaba el Parque Natural del Invernadero; el de Oímbra-Xinzo y el de Larouca– se sitúan ya como los tres peores incendios forestales desde que hay registros.
En este marco, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, comparecía ayer para anunciar que el Consello celebrará la próxima semana una reunión extraordinaria e