El evento se enmarca en una misión que, según sus referentes, "nació en este lugar" con el objetivo de celebrar "la vida de cada niño". Para ello, el equipo de voluntarios, que crece año a año, recolectó y entregó de forma personalizada golosinas, dulces saludables, regalos y donaciones específicas para la Sala Fucsia. La iniciativa busca humanizar el entorno hospitalario, llevando momentos de felicidad a quienes más lo necesitan.
Una de las particularidades más conmovedoras de esta misión es la participación de madres de niños oncológicos que pasaron por el mismo camino, y de adolescentes que en su niñez fueron beneficiarios de la ayuda de estas instituciones. Su presencia reafirma el compromiso de un ciclo de solidaridad que se renueva y expande.
Además, la labor es inclusiva y transpa