Mark Anthony Kirby, un británico de 38 años, perdió la vida el pasado 2 de agosto en Prescot, Merseyside (Inglaterra), tras la mordida de una araña venenosa que él mismo había comprado por internet. El veneno lo dejó agonizando durante días hasta provocar su muerte.

El hombre, quien vivía solo tras separarse de su pareja, experimentó síntomas persistentes durante una semana y cuando se encontraba desesperado por las dificultades respiratorias que experimentaba, contactó con Kath, su excuñada, quien vivía cerca de su apartamento.

La mujer acudió inmediatamente al domicilio y solicitó asistencia de emergencia llamando al 999, pero Kirby colapsó antes de la llegada de los paramédicos, quienes no lograron reanimarlo, según informaron medios británicos como The Sun y ECHO.

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