Parece ser que la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, anda bastante nerviosa con ciertas «presiones» –así lo califican algunos de sus cercanos– para que dejase la Vicepresidencia y se dedicase en exclusiva a la tarea, ardua, de liberar el PSOE y la oposición en Andalucía. Por si acaso, Montero va dejando mensajes sobre su interés en compatibilizar ambos cargos, aprovechando que su jefe, Pedro Sánchez, tiene asuntos más complicados e importantes en la cabeza. En la región andaluza, esto ha sido interpretado como una debilidad del Partido Socialista, de ahí que Montero no quiera alejarse del entorno gubernamental.
El submarino: Montero no quiere irse

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