El Gobierno ha llevado a cabo un importante operativo monetario, retirando del mercado $3,7 billones en una reciente licitación de deuda. Esta acción se realizó el lunes, tras una licitación anterior que había dejado $5,8 billones en circulación. El Ministerio de Economía, bajo la dirección de Pablo Quirno, emitió una letra de deuda a noviembre, específicamente diseñada para los bancos, con el objetivo de absorber el exceso de pesos que, según el Poder Ejecutivo, no respondía a una demanda genuina, sino a un desequilibrio generado por el clima preelectoral y las tensiones en el mercado.
A pesar de que aún quedan aproximadamente $2 billones en el mercado, estimaciones de la consultora financiera 1816 sugieren que esta cantidad es necesaria para que los bancos cumplan con el reajuste de la regulación de fondos mínimos inmovilizados. Con esta estrategia, el Gobierno busca evitar que los pesos liberados tras la licitación de Letras y bonos del Tesoro se desplacen hacia otros destinos que puedan causar inestabilidad, así como prevenir presiones sobre las tasas de interés y la volatilidad cambiaria.
La licitación fue considerada atípica, ya que se utilizó un único instrumento y estuvo dirigida exclusivamente a bancos. El bono Tamar se adjudicó a un spread bajo del 1%, en comparación con la licitación de la semana anterior, que osciló entre el 6% y el 7,5%. Este spread, aunque bajo, representa una tasa real alta en términos históricos, lo que ha llevado a los analistas a prever un aumento en las tasas de interés y sus posibles repercusiones en la actividad económica.
La consultora 1816 ha señalado que no está claro qué indicadores utiliza el Banco Central para sus operaciones de mercado abierto, ya que la oferta monetaria privada se mide trimestralmente. En este contexto, Invecq ha advertido que la estrategia actual podría consolidar tasas de interés elevadas en los próximos meses, justo cuando se aproximan vencimientos de deuda en pesos por alrededor de $9 billones.
A partir de hoy, el Banco Central implementará cambios en la forma de calcular los encajes, pasando de un promedio mensual a un cumplimiento diario. Esta modificación, que elimina la posibilidad de trasladar faltantes de un período a otro, se considera un endurecimiento del esquema, limitando la flexibilidad de los bancos. Además, se incrementará temporalmente en cinco puntos porcentuales los encajes aplicables a depósitos a la vista en bancos del grupo A, así como a fondos comunes de inversión y cauciones.
Desde mañana y hasta el 28 de noviembre, los encajes de los bancos del grupo A aumentarán del 45% al 50%, mientras que los de los fondos comunes de inversión y cauciones pasarán del 40% al 45%. Este aumento podrá integrarse con títulos públicos, y se habilitará la posibilidad de integrar tres puntos porcentuales adicionales con títulos del Tesoro colocados en licitaciones especiales, revirtiendo casi por completo un recorte anterior.
Los analistas advierten que esta escasez de pesos podría mantenerse, lo que mantendría las tasas cortas bajo presión. En resumen, el Gobierno busca controlar la oferta monetaria y evitar la presión sobre el dólar, aunque esto podría tener efectos adversos en la actividad económica y el crédito bancario.