Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez iniciaron su historia de amor en 2016, pero todavía hay muchas dudas sobre los orígenes de este romance. Pablo Boone, un antiguo amigo de la empresaria, ha roto su silencio y ha asegurado: «No se conocieron en Gucci» . Según el testimonio que ha aportado en un conocido programa de televisión, Georgina trabajaba en una discoteca y fue allí donde tuvo su primer encuentro con Cristiano . Este se encapricho de ella y consiguió que su representante le consiguiera un puesto en una famosa tienda de la calle Serrano de Madrid (en el barrio de Salamanca). Siguiendo las declaraciones que ha dado Pablo, la futura mujer del futbolista se comportaba «como si fuese una estrella» y tenían problemas con muchos de sus compañeros, por ese motivo decidieron cambiarla de tienda.

Georgina Rodríguez contó en su documental de Netflix que dejó de trabajar en Gucci para empezar a ejercer de dependienta en Prada porque había mucha gente que iba al establecimiento únicamente para verla. Parte de esta historia es cierta, según las últimas informaciones que han salido a la luz, pero hay algo que la influencer estaría ocultando. « Han querido vender la historia de que él la vio allí , hubo flechazo y volvió hasta conseguir una cita con ella, pero es mentira», declara Pablo Boone en TardeAR .

A pesar de que sus últimas declaraciones son de hace sólo unos días, lo cierto es que ya en 2023 Pablo había subido a su cuenta de TikTok varios vídeos en los que señalaba a su ex compañera como una supuesta «cazafortunas» . Frente a esas acusaciones, ella decidió no continuar con su silencio habitual y respondió públicamente en redes sociales, asegurando que no tenía ningún vínculo con él y que nunca habían coincidido en un entorno laboral. La situación escaló hasta tal punto que Georgina optó finalmente por emprender acciones legales contra su detractor. Por un momento parecía que esta solución había servido para callarle, pero ahora vemos que Boone sigue teniendo mucho que contar.

Esta es la versión de Georgina Rodríguez

Como hemos adelantado anteriormente, la versión de Georgina Rodríguez sobre cómo conoció a Cristiano Ronaldo quedó clara en Yo soy Georgina, donde la modelo y empresaria abrió su intimidad para narrar el giro radical que dio su vida. Ella recordó que en aquel momento trabajaba como dependienta en Gucci y que jamás imaginó que aquel día de verano marcaría un antes y un después en su historia. Según explicó, el futbolista apareció en la boutique acompañado de su hijo y de varios amigos, un instante que para Georgina fue tan inesperado como abrumador, ya que la timidez le impidió cruzar miradas prolongadas con él.

Lo que en principio parecía un encuentro fugaz terminó siendo el inicio de una relación que la llevaría a dejar atrás su anonimato para convertirse en una figura pública de alcance internacional. Hay mucha gente que ha dado por cierta esta versión y por eso ha sorprendido tanto el testimonio que Pablo ha ofrecido en TardeAR, espacio presentado por Frank Blanco y Verónica Dulanto en Telecinco. Nosotros hemos rescatado la información que la propia Georgina dio en Netflix y hemos llegado a una conclusión: el discurso de la empresaria es completamente distinto al de su ex amigo.

Una historia muy controvertida

En el documental de Netflix , Georgina relató con minuciosidad las emociones de aquel primer cruce de caminos, describiendo a Cristiano como un hombre «guapísimo» cuya sola presencia la descolocó por completo. La joven contó que no se atrevió a mirarlo demasiado, consciente de la magnitud de la estrella que tenía delante, pero sin saber que ese momento ya quedaría grabado en la memoria del jugador portugués. Cristiano también intervino en la narración, asegurando que desde aquel instante Georgina se quedó fija en su pensamiento y que, lejos de ser un simple encuentro casual, fue el comienzo de una atracción mutua. Pocos días después, el delantero la invitó a cenar y ambos vivieron lo que ella definió como «un momento único» , una cita sencilla pero cargada de simbolismo que selló el inicio de una relación destinada a trascender.

En esa primera velada juntos, Georgina confesó que aunque ya había cenado, aceptó volver a hacerlo para compartir ese instante con Cristiano y lo recordó con un tono divertido y entrañable al explicar que «recenó como toda señora». Más allá de la anécdota, lo que marcó la noche fue un gesto aparentemente insignificante: mientras se dirigían al restaurante, sus manos se rozaron y ella sintió como si se conocieran desde siempre. Aquella sensación de conexión inmediata , descrita con emoción en la serie, reforzó la idea de que estaban destinados a encontrarse y construir algo sólido.

Para Georgina, ese fue el verdadero comienzo de un cuento de hadas que cambió por completo el rumbo de su vida, un relato que contrasta de forma radical con las versiones ofrecidas por personas de su pasado que aseguran conocer otra cara de la historia. Pero, ¿ Quién dice la verdad y por qué hay tanto interés en ensuciar la imagen de Gio , como la llaman sus allegados?