Mientras escribo esta columna, en Bolivia están por elegir a un nuevo presidente. Cuando usted lea esto, ya se sabrá quienes serán los candidatos para la segunda vuelta. Pero de lo que sí estoy casi seguro (porque así lo indican todas las encuestas) es que ninguno será ni del partido de gobierno ni de un aliado. Así, con inflación alta y en aumento, con escasez de todo, con la pobreza en alza y con el país endeudado hasta la coronilla, termina, predeciblemente, un gobierno que muchos en el Perú increíblemente alababan como un ejemplo a seguir.

Se podría entender que alguien que tuviera a su disposición las cifras macroeconómicas de Bolivia hasta el 2014 quizás hubiera pensado que al vecino país no le iba nada mal, pero que alguien con una pizca de conocimiento económico lo siguiera creye

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