El éxito de público de Homo Argentum no debería distorsionarse. Cuando ver una película deja de consistir en lo que es -un entretenimiento, en una salida- para convertirse en un fenómeno, la suerte del filme cambia. Se transforma.
Pasó con El secreto de sus ojos , con Relatos salvajes . Se politizó Argentina, 1985 , con aquello de cómo era retratado el presidente Ricardo Alfonsín en el filme candidato al Oscar.
Y ahora ya no es “vamos a ver la nueva de Francella”, porque ya no importa quién la protagoniza, sino no quedar afuera de la conversación y, en este caso, de la polémica.
Una controversia que lleva a un debate, y que no empezó ni por Guillermo Francella ni por Mariano Cohn o Gastón Duprat, los directores del filme visto por 467.518 espectadores en el fin de semana