La amable Ciudad de México se convierte en un monstruo perverso cuando arrecian las lluvias

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Uno de los espectáculos más gratificantes que Ciudad de México añade a su maravillosa temperatura es ver la lluvia caer a manta precedida de rayos y truenos bíblicos. Qué furia se gasta la naturaleza en estas tierras. Desde 1968 no se registraba un mes de julio como el que acaba de pasar: 337 millones de metros cúbicos han caído sobre la capital mexicana , doblando casi el promedio histórico y Tláloc, el dios de la lluvia, no ha dicho aún la última palabra, según las predicciones meteorológicas. Los citadinos seguirán asomándose a la ventana a observar las cortinas de agua, porque bajar a l

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