Al principio fue una novedad. Un detalle curioso entre las frondosas arboledas de Loma Verde : Ardillas haciendo equilibrio entre los cables, saltando de rama en rama como si nada. El tiempo pasó y esa postal dejó de ser extraordinaria para volverse una escena habitual, y la ardilla de vientre rojo, Callosciurus erythraeun, un roedor exótico cuya proliferación descontrolada se transformó en una amenaza ambiental y urbana .
Aunque muchos crean que su desembarco en Escobar es reciente, la historia empezó mucho antes. En 1970, en una estancia de Jáuregui, partido de Luján, diez ejemplares llegaron desde Bélgica. En aquel entonces no era ilegal introducir fauna exótica.
Fueron criadas como mascotas, hasta que se escaparon o fueron liberadas, y comenzaron a reproducirse. Medio siglo de