Javier Milei ya dejó en claro por múltiples vías no solamente que no le interesa hacer respetar los derechos de las personas con discapacidad, sino que hasta disfruta ejercer el poder pisoteándolos. Las agresiones a personalidades del sector, con el caso del niño Ian Moche como mayor ejemplo, son una de las monedas corrientes de la crueldad del presidente y su gobierno.

A esa violencia simbólica, Milei le suma violencia política y material contra las personas con discapacidad: al brutal recorte y desfinanciamiento de las áreas del Estado que brindan alguna cobertura al sector, el presidente le agregó recientemente el veto a la la Ley de Emergencia en Discapacidad (Ley 27.793), sancionada en junio por el Congreso. Justamente el Parlamento deberá definir este miércoles si ese veto queda vi

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