Un invierno más hemos sido testigos de las contradicciones de nuestra matriz energética nacional: mientras Vaca Muerta florece como el mayor reservorio de gas no convencional de Sudamérica, las industrias sufren cortes de suministro, las refinerías hacen malabares para sobrevivir y millones de argentinos siguen sin gas natural. Y es que el problema no está en la producción, sino en una política energética que no dimensiona las necesidades del país.

Para el comienzo del invierno, debían estar completadas las cuatro plantas compresoras de la reversión del Gasoducto Norte (en Ferreyra, Deán Funes, Lavalle y Lumbreras, atravesando Córdoba, Santiago del Estero y Salta) , lo que implica un requerimiento indispensable para abastecer al NOA, una región del país que aún padece una gran deu

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