El secuestro y posterior asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda en Chile dejó de ser un crimen aislado. Las recientes detenciones realizadas por la Fiscalía chilena, entre ellas la de Alfredo Enríquez, alias “el Gordo Alex”, y las declaraciones de los responsables de la investigación confirman “que no hablamos de un delito común, sino de una operación política cuidadosamente planificada, financiada y ejecutada por una estructura transnacional que apunta directamente a las más altas cúpulas del régimen de Nicolás Maduro”.
Un crimen con sello político
La Fiscalía Regional Metropolitana Sur, en voz del fiscal Héctor Barros, ha sostenido que este crimen no fue motivado por dinero ni por territorio o disputa de negocios entre bandas comunes. La tesis es clara: fue un crimen político,

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