De repente, casi sin que la ciudadanía se dé cuenta, algo está cambiando en el meollo del Eixample. En 2014 cerró la histórica Librería Catalonia, en ronda Sant Pere, que en sus primeros años afirmaba con optimismo en su fachada que el mundo era gobernado por los libros. Fue reemplazada a toda velocidad por una cadena de comida rápida que decoró las columnas de su interior con falsos mosaicos modernistas. Su adiós coincidió con una tormenta perfecta que devastó el centro de Barcelona entre el fin de la Ley de Arrendamientos Urbanos, un cambio en los hábitos culturales y la colonización de todo este crucial perímetro, con el paseo de Gràcia como paradigma, por marcas de ropa situadas en puntos neurálgicos del casco antiguo y lo más concurrido del Eixample, despojados de su antigua identidad
Una isla de librerías en el Eixample
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