Por THOMAS ADAMSON

PARÍS (AP) — Cuando Olivier Baroin se mudó a un apartamento en Montmartre hace unos 15 años, sentía que vivía en un pueblo en el corazón de París. Ya no es así.

Las tiendas para residentes están desapareciendo junto con el ambiente cordial, dice. En su lugar hay hordas de personas tomando selfies, tiendas que venden recuerdos turísticos y cafeterías cuyas mesas se extienden por las estrechas calles empedradas mientras el exceso de turismo pasa factura.

Baroin ha tenido suficiente. Puso su apartamento a la venta después de que las calles locales fueran designadas solo para peatones para acomodar el creciente número de visitantes.

“Me dije a mí mismo que no tenía otra opción más que irme ya que, como tengo una discapacidad, es aún más complicado cuando ya no puedes usa

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