Murillo invita a abrirse a universos como la intuición, los sueños y el mundo vegetal. Foto: Elizabeth Velásquez
¿Cómo ven los árboles el “fenómeno social contemporáneo, doloroso e incómodo” de los desaparecidos en México y las madres buscadoras? ¿Qué sienten cuando las manos femeninas esconden en sus raíces las cartas que escriben a los ausentes? ¿Qué hacen con las lágrimas que reciben?
En su nueva novela, Raíz que no desaparece (Alfaguara) , la escritora Alma Delia Murillo (1979) quiso que los árboles narraran la historia de Ada, una madre que busca a su hijo, a partir de un “lenguaje botánico, vegetal”.
Encontré que los árboles ven y caminan, se mimetizan; tienen mecanismos de defensa, se protegen, y sus raíces se enferman. El reto era que no hablaran como personas, por eso rec