En el tablero político del Estado de México, nada es lo que parece. Las notarías se heredan como feudos, los magistrados se vuelven itinerantes, los partidos estrenan oficinas con fondos invisibles, los jefes policiacos sueñan con alcaldías y los senadores juegan a la reelección disfrazada. Todo se negocia, todo se pacta, todo se oculta. Aquí, las lealtades no se rompen: se reciclan. Las redes de poder atraviesan sexenios, partidos y discursos; cambian los nombres, pero no los intereses. Y mientras tanto, la ciudadanía mira un teatro donde las marionetas sonríen, pero los hilos siguen siendo los mismos.

1.- El apetito notarial de Ivette Morán

a) ¿Qué mueve a una dama de la élite oaxaqueña, Ivette Morán, esposa del senador morenista Alejandro Murat —exgobernador priísta— a inscribirse com

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