Las hojas secas que muchas veces terminan en bolsas de residuos pueden convertirse en aliadas del jardín. Si las distribuís alrededor de las plantas, cumplen la función de una cobertura natural, ya que ayudan a conservar la humedad del suelo, moderan la temperatura y evitan que la tierra se endurezca o pierda agua con rapidez. Este pequeño gesto de reciclaje transforma lo que parecía un desecho en un recurso lleno de ventajas.

Colocar este manto orgánico es como darle un escudo a las raíces. Las resguarda del calor, del viento y de los cambios bruscos de clima. Además, favorece la vida de microorganismos beneficiosos y, cuando las hojas se van descomponiendo, liberan nutrientes que mejoran tanto la fertilidad como la textura del suelo. Esta práctica de reutilización también enriquece

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