Mañana jueves, cuando los destructores estadounidenses USS Gravely , USS Jason Dunham y USS Sampson se instalen frente a las costas venezolanas, se abrirá inevitablemente la pregunta: ¿se trata de un operativo limitado de interdicción antidrogas o de un preludio de intervención?
La versión oficial de Washington apunta a lo primero: operaciones prolongadas en aguas internacionales para cortar las rutas del narcotráfico, particularmente aquellas que parten desde Venezuela. Sin embargo, la magnitud del despliegue —que incluye al buque de asalto anfibio USS Iwo Jima con más de 4.000 efectivos embarcados— sugiere que la Casa Blanca quiere algo más que capturas puntuales. La sola presencia de una Marine Expeditionary Unit en el Caribe equivale a tener la llave lista para abrir un esce