Tengo un cuerpo, con este cuerpo hablo y también siento, este cuerpo que reconoce otras vidas humanas, otros cuerpos lejanos y también íntimos. No son los cuerpos que pretende la hegemonía capitalista, porque muchos de ellos son cuerpos imprecisos. Por contrapartida, escabullidas en las desmesuras imaginarias, así operan las derechas en esta época del capitalismo tecno feudal. Tenemos nuestro ejemplo local.

Abrimos el diario y nos encontrarnos con nuevas atrocidades en la Franja de Gaza. Niños a manos de francotiradores con disparos en la cabeza, personas que mueren de hambre sin recibir asistencia y aislados, hermetismo que deja salir su virulencia y su olor a muerte. Seis palestinos más han muerto de hambre y desnutrición forzada en la sitiada Gaza, según informó el Ministerio de Salud

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