Los escenarios militares globales continúan evolucionando a un ritmo vertiginoso , impulsados por una constante carrera tecnológica entre las principales potencias. En este complejo tablero, la modernización de las capacidades navales y la capacidad de proyectar fuerza en vastas extensiones oceánicas se han convertido en pilares fundamentales para la influencia geopolítica.
La transformación de las fuerzas armadas modernas no se limita ya a la superioridad aérea o naval convencional. En la actualidad, el auge de los sistemas autónomos y no tripulados está emergiendo como un elemento disruptivo, prometiendo capacidades hasta ahora impensables y redefiniendo las doctrinas de combate en múltiples frentes.
Históricamente, la capacidad de desplegar activos aéreos desde el mar ha estado intrí