La noche del sábado 16 de agosto, María Camila Mendoza, una joven colombiana de 21 años que residía en Madrid (España) desde hace dos años, salió de su casa para comer con unos conocidos y luego ir de fiesta un rato. En la última comunicación que tuvo con su madre aquella madrugada, la joven le indicó que llegaría a casa más tarde o que incluso se pondría en contacto con ella a su llegada para que le abriera la puerta de ser necesario.

Pero pasaron las horas y María Camila nunca regresó a casa. Fue un paramédico del Samur, el servicio de emergencias de la ciudad de Madrid, quien le indicó a la madre de la joven que ella se encontraba en estado crítico y que debía acudir rápidamente a verla. Pese a los esfuerzos por reanimarla, la colombiana perdió la vida el pasado domingo 17 de agosto.

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