No hubo épica ni gestas coperas en el Libertadores de América . La noche que debía alimentar la historia de Independiente en la Sudamericana terminó convertida en una postal de violencia desatada, errores de seguridad y escenas de salvajismo que recordaron a los peores tiempos del fútbol sudamericano .

El duelo entre el Rojo y Universidad de Chile , que debía definir un pase a cuartos de final, quedó en segundo plano: lo que sucedió en la tribuna visitante fue una verdadera batalla campal con saldo de heridos, detenidos y un bochorno internacional que golpea a la Conmebol .

Desde antes del inicio del partido el clima era espeso. En Avellaneda se esperaba a más de 3.000 hinchas de la U, que llegaron al estadio con un operativo de 650 policías y 150 agentes de seguridad privad

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