La tensión entre la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos y el Gobierno de México ha aumentado tras el anuncio del "Proyecto Portero". La presidenta Claudia Sheinbaum ha rechazado categóricamente que exista un acuerdo bilateral para su implementación, afirmando que no hay pacto alguno que autorice operativos conjuntos. "La DEA emite el comunicado, no sabemos con base en qué; nosotros no hemos llegado a ningún acuerdo", declaró Sheinbaum, aclarando que solo hay un grupo de policías mexicanos participando en un taller de capacitación en Texas.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum enfatizó que los agentes extranjeros pueden estar en México, pero bajo un marco legal limitado. Recordó que con el expresidente Felipe Calderón, la DEA tenía más margen para operar, pero esa práctica se detuvo con la llegada de Andrés Manuel López Obrador. "Los agentes pueden colaborar con información, pero no pueden operar en territorio nacional", subrayó la mandataria, citando la Ley de Seguridad Nacional.
La presidenta también hizo referencia al caso del general Salvador Cienfuegos, quien fue detenido en 2020 por la DEA y liberado posteriormente por falta de pruebas. Este episodio, según Sheinbaum, marcó un cambio en la relación con la DEA, estableciendo límites más estrictos a su actuación en México. "A partir de ahí, el presidente López Obrador pone más límites a las agencias en México; esos límites continúan", afirmó.
Por su parte, la DEA ha defendido el Proyecto Portero como una estrategia clave para combatir a los cárteles, destacando que sus acciones están dirigidas a desmantelar el comando y control de estas organizaciones. Sin embargo, Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA, ha calificado el proyecto como "un show", argumentando que las acciones anunciadas no impactan a los líderes de los cárteles, sino a miembros de menor jerarquía.
La embajada de Estados Unidos en México había publicado un mensaje sobre el impacto del Proyecto Portero, pero lo eliminó horas después, lo que evidenció el jaloneo diplomático entre ambas naciones. La presidenta Sheinbaum reiteró que la soberanía mexicana es prioritaria y que la colaboración en seguridad debe regirse por las leyes mexicanas, no bajo presión externa.