Nathan Miller vuelve a casa después de cada vuelo, pero no a un cómodo departamento cerca de su base en Filadelfia, sino a la habitación improvisada en casa de sus padres en Virginia. Tiene 29 años, trabaja como auxiliar de vuelo en PSA Airlines -filial de American Airlines- y gana unos 24.000 dólares al año , insuficientes para vivir cerca del aeropuerto.

“Lo he pensado seriamente: buscar otro trabajo. No es lo que quiero, pero esto no es sostenible”, confiesa en diálogo con The Associated Press (AP). Su caso no es aislado: los salarios bajos, la falta de pago durante el embarque y la creciente presión laboral están minando la moral en muchas tripulaciones estadounidenses, tanto en aerolíneas regionales como en grandes compañías.

El malestar recuerda al que llevó a 10.000 auxili

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