Marcelo Gallardo tuvo una noche difícil. Alcanzaba con ver sus gestos de preocupación y disconformidad a pasitos de la línea de cal del Monumental para entender que padeció el muy flojo partido de River contra Libertad de Paraguay . Es que el trámite se complicó mucho más de lo esperado y después del 1-1 en los 90 minutos, que culminó con diez hombres por la roja que vio Giuliano Galoppo, necesitó de los penales para meterse en los cuartos de final de la ansiada Copa Libertadores, donde lo espera el todopoderoso Palmeiras de Brasil.
Por eso se entendía el rostro de alivio apenas comenzó la conferencia de prensa. No sólo por meterse otra vez entre los ocho mejores del continente, sino porque además cortó el maleficio de las series desde los doce pasos. Eran ocho consecutivas para él y o