Por: JUAN JOSÉ ROMERO •
El proyecto de reindustrialización de Estados Unidos, asumido como política de Estado y no sólo como bandera electoral del trumpismo, deja a México fuera incluso como socio estratégico. Washington reorganiza sus cadenas con autonomía, apuntalando su seguridad económica y recuperando sectores críticos como semiconductores, energía, defensa, farmacéutica, siderurgia y automoción. Para nosotros el mensaje es obvio: ya no basta con integrarse pasivamente al mercado norteamericano; es urgente reconstruir un aparato productivo propio.
Durante tres décadas, bajo el TLCAN y el T-MEC, México se integró como plataforma exportadora para abaratar costos a las empresas estadunidenses. El modelo maquilador, dependiente de insumos externos, no generó innovación ni consolidó un