A Jesús Bermúdez hace poco le falleció la mama. Desde ese momento pasó a ser su principal fuente de inspiración, tanto, que le dedicará el triunfo.

Aunque aún no se ha colgado ninguna presea al cuello –esta es apenas su segunda competencia-, quiere dar un salto de pértiga alcanzando el oro.

Tiene apenas 13 años, una potencia física desbordante, la ingenuidad típica de un adolescente que no conoce límites ni barreras, y entrena con gusto, pasión y ganas, sin pensar en los porqués de la vida.

Una lesión en el tobillo lo apartó varios meses de la colchoneta, regresando luego de recuperarse.

Según uno de sus entrenadores “se monta en el pódium, porque se monta. Ha mejorado mucho y estará entre los primeros”.

En vísperas del nacional sub 15, seguro de su poder, posa alzando el bíceps de Po

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