Las listas legislativas de todos los partidos están plagadas de políticos que se postulan sabiendo que no asumirán sus cargos en el Congreso
“Nos los representantes del pueblo argentino”. Así comienza el potentísimo preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina. El problema es, claro, quiénes son esos representantes, a quiénes elegimos —o simulamos elegir— para que tomen decisiones que afectarán nuestras vidas. Y las respuestas dicen mucho sobre nosotros y sobre el pantano en que yacemos desde hace mucho tiempo los argentinos. Porque votamos a figuras que sabemos que nos mienten porque no asumirán o cuyo único mérito es que son conocidos, sin importar cómo: quizá posaron desnudas para una revista, fueron buenos en algún deporte o son pareja o hijo de un rico o famoso. Así estamos.