River jugó uno de sus peores partidos en condición de local que se le recuerde por Copa Libertadores en los últimos años, pero el destino terminó dándole una chance más de vida. Los dirigidos por Marcelo Gallardo estuvieron a muy poco de quedar eliminados en octavos de final con Libertad de no ser porque les surgió un aliado inesperado: los penales.

Después de ocho definiciones perdidas de forma consecutiva, el Millonario torció la racha en una de las jornadas que más lo necesitaba. El segundo tiempo en el Monumental fue la evidencia de la peor cara en esta clase de competiciones y hasta mereció caer con un noble equipo paraguayo al que solo le faltó ser eficaz. Sin embargo, Franco Armani por fin pudo volver a disfrutar de una tanda en la que protagoniza llevando a sus compañeros a una

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