Barcelona ha decidido dar un paso firme en su cruzada contra las conductas incívicas que alteran la convivencia en sus espacios públicos. El Ayuntamiento ha reactivado una normativa vigente desde 2006 para sancionar el consumo de alcohol en la vía pública, una práctica habitual en zonas de ocio nocturno que, según las autoridades, genera molestias vecinales y deteriora la imagen urbana de la ciudad.
La medida contempla multas que pueden alcanzar los 500 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción. El objetivo es claro: recuperar la tranquilidad en los barrios más afectados por el botellón y otras conductas que perturban el descanso de los residentes.
Para ello, la Guardia Urbana desplegará un operativo especial de vigilancia en puntos estratégicos, con especial atención a zonas