La infertilidad afecta a uno de cada seis parejas a nivel mundial y requiere atención temprana para aumentar las posibilidades de embarazo.

Ana y Joaquín llevaban dos años intentando embarazarse . Aunque siendo más jóvenes aseguraban que “ni de locos” tendrían hijos, con el tiempo les surgió la inquietud y decidieron dar el paso. Lo que no esperaban era enfrentarse a un obstáculo mayor: la infertilidad y el desafío económico para lograrlo.

Al notar que algo no iba bien, su médico los remitió a una clínica especializada. Allí recibieron el primer golpe de realidad: el diagnóstico confirmó los problemas para concebir . El segundo fue aún más duro: la fuerte inversión económica que tendrían que hacer para cumplir su sueño de ser papás.

“Ese diagnóstico fue un balde de agua fría.

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