Por: Asdrúbal Aguiar
Tras el encuentro en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin, al que siguió la reunión del mandatario norteamericano con el conjunto de los líderes europeos en la Casa Blanca, nadie, por sensato, debería hacerse eco de las redes que repiten la monserga de un dislocado gobernante, por lo demás autócrata, que manda en soledad desde la Sala Oval. Lo primero de observar es que aún rige en USA el control parlamentario y la actividad de sus jueces al respecto es beligerante. Es lo propio de toda democracia madura. Todo acto ejecutivo es, al cabo, un acto de autoridad, gústenos o no, y de allí, justamente, la importancia del balance de poderes que aún funciona en Estados Unidos, para contener la arbitrariedad o la ilegalidad.
La reorganización geopolítica del planeta, tr