El One Big Beautiful Bill es la pieza central de la agenda doméstica de Trump, una ley tan extensa como impopular en las encuestas. Ante ese escenario, la Casa Blanca decidió simplificar su narrativa: en vez de hablar de todo el paquete, concentrarse en lo que puede sonar bien a más votantes —los recortes de impuestos.

La estrategia es clara: destacar las disposiciones que prometen alivio inmediato en los bolsillos, como menos impuestos sobre salarios, propinas y horas extra. Con esto, el gobierno busca que la percepción de la ley no dependa de debates complejos sobre salud o déficit, sino de beneficios tangibles en la vida diaria. El mensaje ahora es simple: si hay algo que vende, son los taxes. • El foco en impuestos como salvavidas político. Tras aprobar la ley, la Casa Blanca afinó

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