El subsector del turismo rural , que aglutina 800 casas en Canarias con capacidad para más de 4.000 plazas – la mayoría en Tenerife, La Palma y Gran Canaria -, está cansado de pedir auxilio a las administraciones públicas y sobrevive a duras penas desde hace años ante un futuro cada vez más amenazante por la “oferta masiva” del alquiler vacacional en los pueblos de medianías y en muchos casos en suelo rústico, denuncian sus promotores.
Actualmente, las esperanzas están puestas en el estudio encargado por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias sobre este subsector, cuyo resultado se conocerá previsiblemente a final de año o comienzos del próximo, pero también en la tramitación de la ley del alquiler vacacional en el Parlamento de Canarias y, sobre todo, en el Número