La primavera pide mar y silencio. A pocos kilómetros de Miramar , Centinela del Mar ofrece esa mezcla rara de horizonte abierto, médanos altos y cero ruido . No hay edificios ni paradores enormes: apenas un caserío, viento limpio y playas larguísimas . Es el lugar para bajar un cambio y disfrutar sin apuro .

El encanto está en lo simple: playas casi vírgenes, dunas que guardan historias y un pueblo mínimo con huellas de pasado . Entre la capilla , una vieja escuela y un vagón de tren reciclado , asoman relatos de colonos y comunidades originarias . Todo respira naturaleza, identidad y una serenidad difícil de encontrar.

Centinela del Mar: un lugar mínimo para desconectar

Acá manda el paisaje. La costa es amplia, de arena firme , y los médanos funcionan como murall

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