Hernán Cortés, es el nombre que resuena en la historia como el conquistador de Tenochtitlán.

Cortés llegó a estas tierras en busca de fortuna y gloria, obedeciendo a su ambición más que a sus superiores.

Su mérito de aventurero es haber desafiado las órdenes recibidas.

Fue un soldado que levantó su propias ejército y se arrojó al destino sin certeza de victoria.

Llego a estas tierras con no más de 600 hombres, y con ellos doblegó a un imperio que parecía eterno.

Cuando entró por primera vez a la gran ciudad mexica, quedó deslumbrado. Tenochtitlán era un prodigio: admiró la ciudad y su grandeza, y sin embargo fui él quien la redujo a ruinas. Ahí nació su primera contradicción: el hombre que admiró lo que al mismo tiempo destruyó.

Hablar de Dios fue su justificación. Traía la cruz y l

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